Argumentos tauricidas desmentidos

Los defensores de la TauroMafia insisten en dar argumentos ilógicos para perpetuar y justificar la costumbre que tienen de disfrutar con la tortura y muerte de animales. Estos son los «argumentos», desmentidos todos, que no se cansan de repetir para justificar su sadismo:

Según el diccionario, cultura «resultado de cultivar los conocimientos humanos y afinarse por medio del ejercicio de las facultades intelectuales del hombre». Es obvio que torturar a un animal por diversión no contribuye en nada a cultivar conocimientos.

¿Qué facultades intelectuales puede ejercitar la tortura de un animal? La evolución mental y crecimiento espiritual como seres humanos no pasa por las corridas de toros.

«El toreo es arte»

Si se entiende por arte la habilidad para hacer una cosa, torear puede ser un arte pero también lo puede ser levantar una pared de ladrillos, estafar, etc.

El hecho de que algunos artistas se hayan inspirado en las corridas de toros no hace de esta bárbara costumbre un arte. Otros muchos se han inspirado en la guerra, martirios de santos, etc. Y esto no hace de estas actividades un arte. El arte es creación, no destrucción.

El vocablo “tradición” proviene del latín “traditio”, que significa TRANSMITIR. Esa es la única acepción correcta que explica el argumento de los tauricidas: “Como el toreo tiene muchos años en nuestro país y se ha ido transmitiendo de generación en generación, debe continuar”. Así, el argumento de la “tradición taurina” tiene como único sustento el continuismo. ¿Ello es suficiente?

Obviamente no, porque si tradición es transmitir, lo que debe analizarse es ¿qué debe ser transmitido a través de la historia de un pueblo? ¿lo positivo o lo negativo? ¿El respeto por la vida y la compasión o la tortura y la crueldad letales? La ecuación es simple, y está en manos de nuestra sociedad actual regir nuestra conducta en armonía con las corrientes actuales, que tienen al respeto a la vida, a la compasión y al equilibrio sostenible de la naturaleza –entre otros muchos valores- como pilares del desarrollo social.

Durante siglos (soportando incluso el paso de la era pre-cristiana al cristianismo), también fueron “tradición” los sangrientos combates a muerte de gladiadores esclavos en la época romana. También es tradición la ablación del clítoris en algunos países. Sin embargo, el hecho de que algo sea tradicional no implica que deba necesariamente ser conservado y transmitido a través del tiempo, ya que tal práctica puede consistir en prácticas monstruosas y crueles que no se apoyan en un fin positivo, sino en un puro y simple continuismo que no puede justificar en modo alguno la crueldad. Es por ello que muchas tradiciones han quedado en el olvido gracias a la evolución y trascendencia del hombre, y las corridas de toros deben seguir el mismo destino. Como decía Manuel Machado: “Conservadores, sí; pero de la salud, no de la sarna”, frase que sintetiza, con crudeza pero de manera contundente el real sentido que debemos darle a la tradición.

El toro es un animal mamífero rumiante, herbívoro y de una naturaleza poco agresiva, tiene mala vista y una capacidad limitada de enfoque.

La apariencia excitada y agresiva de los toros al entrar en la plaza se debe a que han pasado 24 horas en una caja. Segundos antes, se les ha clavado un lazo de color atado a un gancho metálico que les causa un considerable dolor en el lomo.

Por tanto, el animal sale cegado por el sol, afectado por el dolor del lazo y la aparente bravura que muestra corriendo de un lado a otro es simplemente una desesperada búsqueda de una escapatoria.  Las ocasiones en que el toro arremete contra las personas son contadas, la mayor parte del tiempo busca una salida y mira a su alrededor en un estado de confusión.

En su medio natural y si no teme por su rebaño, los toros se avendrán a comer apaciblemente de las manos de desconocidos. Existen fotografías de familias de ganaderos tomando su picnic dominical en un prado de toros bravos.

Si sólo pudieran existir las especies de las que se obtiene provecho económico, ¿por qué conservaríamos el lince ibérico?

Los taurinos utilizan este nuevo argumento aprovechando que términos como extinción de especies y conservación están tan en boga para intentar «colar» las corridas de toros. Ahora resulta que son ecologistas!

Es más, el toro de lidia es el resultado de un proceso de selección y manipulación genética para lograr unas características físicas que varían de la especie original Bos Taurus. Por tanto, si efectivamente se extinguieran, no supondría ninguna desgracia para el ecosistema.

El «argumento» taurino no alcanza a entender que lo que está en juego no es la subsistencia de una mutación determinada, sino la prevalencia de costumbres bárbaras y crueles que, sin lugar a dudas, provocan dolor y sufrimiento en seres vivos. No se está discutiendo acerca de elementos estéticos de una especie, sino sobre elementos éticos que, se supone, deberían estar presentes en todo ser humano.

Aunque algunos toros viven en la dehesa, la cría de los toros de lidia se está intensificando poco a poco, llegando a vivir muchos en condiciones similares a los animales destinados al consumo humano. Los toros son sometidos por los ganaderos durante su crecimiento a estudiados programas de acoso y violencia con objeto de provocar y exacerbar un comportamiento agresivo patológico, eliminando su equilibrio psicológico natural.

Y aunque vivan cómodamente en las dehesas, ¿acaso esto justifica que mueran durante una larga agonía de 20 minutos o más desangrados, con los músculos desgarrados y ahogándose en su propia sangre? ¿Qué persona querría vivir lujosamente durante unos años para morir así?

Nuevamente el «argumento» taurino equivoca el rumbo del análisis y la discusión, pues lo que está en cuestión no es lo que pasa antes o después de la lidia, sino DURANTE ésta. Es ese “espectáculo” dantesco que hace aflorar los más retorcidos sentimientos humanos (más bien inhumanos), lo que hace insostenible tal “tradición”, sin importar en absoluto si la vida previa del sacrificado fue plácida o acogedora.

En nuestros días, la piratería en todas sus modalidades (fonográfica, textil, de software, etc.) representa también una actividad que genera muchos puestos de trabajo. Sin embargo, ello no convierte a dicha actividad como algo aceptable.

Por lo demás, más que girar en torno a la tortura y la muerte inmisericorde del toro, los puestos de trabajo de los que hablan los taurinos están más bien relacionados con la actividad misma del coso, la cual puede ser perfectamente reorientada hacia espectáculos verdaderamente culturales que realcen los valores humanos y los aspectos más positivos de la historia de nuestro país. Un coliseo originalmente concebido como una plaza de toros puede ser fácilmente reinventado hacia otro tipo de actividades como espectáculos teatrales, conciertos musicales o espectáculos deportivos, con idénticas posibilidades de interacción social, pero con la variante positiva de no tomar como pretexto de reunión a la tortura, la masacre y el desangramiento de seres vivos.

En una corrida, el toro no tiene ninguna posibilidad de salvar su vida. Se trata de una lucha injusta de la que el toro no saldrá con vida, mientras que son limitadísimas las ocasiones en que los toreros han resultado heridos. Mueren miles de toros al año en corridas, ¿y cuántos toreros? Según la revista “El Ruedo” mueren más toreros en accidentes de tráfico que en las plazas de toros.

Si bien resulta evidente la diferencia volumétrica entre el toro y el torero, lo que los taurinos “obvian” es que el torero cuenta con la inteligencia humana como su mayor arma, mientras el toro es mellado en su integridad física casi desde el inicio de la lidia, a través del “picado”, cuyos efectos ya han sido previamente explicados. Por ello, no es lo mismo hablar de un toro en la plenitud de sus facultades físicas, que de un toro que ha sido cuidadosamente disminuido en sus capacidades para permitir un lucimiento abusivo del torero.

En ese contexto de desigualdad, las contadas ocasiones en que el toro arremete contra el torero -para defenderse, no para atacar-, salen a la plaza una decena de personajes para distraer la atención del animal y que, en caso de sentirse acorralados, siempre pueden esconderse tras el burladero, dónde no puede llegar el animal.

De los pocos toros que son indultados, un 80% suele morir en los días posteriores, debido a la gravedad de las heridas recibidas durante la corrida y a la infección incontrolable de éstas. Si sobreviven, suelen tornarse solitarios, deprimidos y temerosos de los humanos, hasta el final de sus días.

El toro posee un sistema nervioso central y autónomo o visceral. Cómo no le va a doler la puya de 15 centímetros clavada en su lomo si su sensibilidad es tal que cuando se le posa una mosca en él, la espanta con la cola.

Existen numerosos informes científicos que demuestran la sensibilidad de estos animales. Es más, los toros tienen conciencia y pueden mostrar sentimientos e incluso reconocer a personas y lugares.

«¿Y los animales «de granja»?«

Si existiera una real preocupación en los taurinos, sobre el tipo de muerte que reciben los animales destinados al consumo humano, su preocupación debería tornarse en horror y rechazo al ser conscientes de los padecimientos que sufre un toro en una corrida. No se puede justificar un acto que es malo y cruel con otro que también lo es.

Sí existen muchas formas de violencia hacia humanos y otros animales, pero esto no quiere decir que no podamos preocuparnos por el sufrimiento de estos seres. La solidaridad no tiene límites. Se puede preocupar uno tanto de los niños que pasan hambre y de los refugiados de guerra como del bienestar de los animales. Los que usan este argumento no suelen colaborar con ninguna ONG humanitaria.

Las corridas de toros implican una violencia gratuita, una preocupante forma de diversión.

Numerosos estudios científicos relacionan la violencia hacia los animales con la violencia hacia las personas. Es un hecho documentado que un alto porcentaje de los criminales más peligrosos habían maltratado animales en su juventud. Un gran número de maltratadores de mujeres también han hecho daño a los animales de sus parejas antes de llevar su agresividad a la violencia doméstica o ya maltrataban animales de niños. Evitar la crueldad hacia los animales es un eslabón más la cadena de violencia que envuelve nuestra sociedad.

Mahatma Gandhi, político pensador dijo: «El progreso moral y desarrollo de una nación se puede medir en la forma de tratar a sus animales».

Los boxeadores suben al ring voluntariamente y su lucha sí es «justa» si se le puede llamar así, ya que los dos están en igualdad de condiciones. En cuanto uno de los jugadores no se encuentra en condiciones de seguir, puede «tirar la toalla» y rendirse.

Una de las mayores industrias mundiales es la de armas, a la que se dedican un porcentaje importante de personas a nivel mundial.

De los toros sólo vive un puñado de gente. Después del reparto millonario entre ganaderos, empresarios y toreros, los demás trabajadores malviven con sueldos míseros que no incluyen cobertura social, por lo que en muchos casos no se dedican a ello de forma completa. Muchos otros oficios más antiguos, con más historia y más bonitos, sobre todo artesanos y recolectores de recursos del campo, han desaparecido en silencio.

Nadie está obligado a trabajar torturando animales, todos podemos elegir no hacerlo, así que las personas que lo hacen es porque quieren, tengámoslo en cuenta.

No. El toro de lidia no cumple con el principio taxonómico que le permite ser clasificado como raza, es decir el de poseer unos caracteres morfológicos propios transmisibles genéticamente. El ganado de lidia constituye una población bovina heterogénea perteneciente a diversas pseudo razas de Bos Taurus, con la característica frecuente, indefinible científicamente, de manifestar una agresividad instintiva cuando son provocados o acosados.

Esta agresividad, denominada ‘bravura’ no se perpetúa de generación en generación, si no que la mayoría de los toros carecen de ella, según denuncian los propios aficionados. De lo contrario las tientas serían innecesarias y todos los toros nacidos de padres ‘bravos’ serían igualmente ‘bravos’.

No se conoce ni una sola descripción científica de los caracteres diferenciadores de la hipotética raza de lidia. Dentro de la descripción específica de una raza bovina se incluye, al menos, la alzada, el peso medio, proporciones, forma de la cabeza, forma de la cornamenta, capas y colores.

Las corridas de toros no son ficción. El toro es torturado y asesinado de verdad. Entonces este argumento no se puede aplicar mientras exista un daño real e injustificado a un ser que siente y que por lo tanto debe ser defendido. Este argumento es tan ilógico como decir, “si no te gusta que los niños sean explotados no los contrates”.

A la mayoría de las personas en el mundo no les gustan las corridas de toros y por consiguiente no van; pero el hecho de no ir no hará que los toros dejen de ser torturados y asesinados. Entonces no nos conformaremos con no ir solamente sino que lucharemos para que sean abolidas todas las costumbres donde se usen animales para diversión.

Este argumento del aficionado taurino no hace sino reflejar el tremendo nivel de egoísmo y egocentrismo que gira en torno a esta actividad. El «aficionado» piensa que “le quieren quitar SU diversión”, cuando la verdad es que lo que se busca es poner coto a la crueldad contra los animales. El «aficionado» puede divertirse como mejor le parezca, siempre que ello no involucre maltratar ni torturar ni matar a un animal. Dado el «colorido» que envuelve a la tauromaquia, por ejemplo resultaría especialmente agradable a la vista –y nada violatorio a la ética y a la moral- que los toreros realicen espectáculos coreográficos y evocativos, o duelos de destreza física, a la usanza de los danzantes de tijeras y sin involucrar a ningún animal. Si esta opción fuera considerada absurda, entonces se confirmaría que la diversión del aficionado a este espectáculo depende únicamente de la tortura y de la muerte del animal, lo que definitivamente no puede tener una explicación ética o moral.

Las mentiras de los aficionados a la tortura y crueldad contra los animales

Por todo esto y más es que debemos seguir LUCHANDO para abolir las corridas de toros y otros espectáculos crueles con animales.  El día que estas aberraciones ya no sean legales ni avaladas por el Gobierno tendremos un camino muy fácil que recorrer para lograr más leyes por todos los animales.

#TauroMafiaAbolición  #FUERZATOROS


Del asesinato a los animales al asesinato a los hombres sólo hay un paso.León Tolstoi.

3 Respuestas

  1. María dice:

    las personas que disfrutan ver a un ser vivo sufrir son unos psicopatas, perversos e incapaces de sentir lastima hacia su prójimo. las corridas de toros sirven para dos cosas: para NADA Y PARA LO MISMO. Ya que se busquen empleos decentes estos seres cobardes toreros,deberían prohibir estas practicas sangrientas.

  2. Un saludo, gracias por la información, estaremos realizando una marcha este próximo sábado en contra de las corridas de toros, en Guanajuato México, espero puedan proporcionar mas información.
    Gracias

  3. Dalia dice:

    no basta con NO ir a esos lugares de torturas a nuestros hermanos menores, sino con luchar para que ya no se realice semejante salvajada por diversión.

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