Lamar y sus hermanos los Toros

Consternación y horror causaron las imágenes que vimos el jueves pasado en las noticias. Imágenes que mostraron no sólo crueldad, agresión y falta de respeto hacia personas, sino también hacia los animales.

La yegua “Lamar” de la Policía Montada fue la que se llevó la peor parte en la batalla que se produjo  en la Parada. Delincuentes armados con palos y piedras se ensañaron contra ella cuando cayó al suelo debido a una de las pedradas que volaban a diestra y siniestra en el lugar. Ya en el suelo dos delincuentes le arrojaron pedazos de concreto partiéndole una pata trasera. Luego Lamar salió huyendo asustada en medio del infierno desatado. Su amo, un policía, agredido brutalmente también, al ser rescatado por sus compañeros, lo primero que hizo fue preguntar por su yegua. Pero Lamar yacía con la pata trasera cercenada casi por completo. En medio de la batalla campal fue llevada al “Potao” lugar donde viven los caballos de la Policía Montada de Lima y luego sacrificada y enterrada con honores y homenajes por la policía.

Lo sucedió a Lamar ha conmovido e indignado al país entero. Ella se ha convertido en el símbolo de los animales que sufren la crueldad y salvajismo. Verla tan desvalida, en el suelo a merced de una horda de desadaptados sin poder defenderla reveló sentimientos de empatía y compasión en los peruanos que ya no deseamos más violencia ni barbarie ni hacia las personas ni hacia los animales.  La indignación, la impotencia y la tristeza nos invadieron a todos. Incluso el presidente de la República, Ollanta Humala,  manifestó: “dañar a un caballo de manera como lo han hecho choca con las fibras de nuestros sentimientos, de nuestros valores como seres humanos. Muchos hijos estarán preguntándole a sus padres por qué pasan estas cosas».

Las redes sociales se llenaron de comentarios protestando por lo sucedido a la yegua.  La gente pide que se desactive la Policía Montada o en todo caso que no se usen más animales para exponerlos a peligros ni riesgos.

Y con este episodio tan espantoso de nuestra historia queremos hacer una analogía de lo sucedido a Lamar con lo que les sucede a los toros en las corridas. El maltrato, el ensañamiento y la crueldad a que son sometidos los animales en las plazas de toros es tan salvaje y cruel como lo que le sucedió a Lamar con la diferencia que se llevan a cabo premeditadamente – lo que convierte ese acto aún más repulsivo e inaceptable -. Lo ocurrido a Lamar fue hecho por la turba de delincuentes enfurecida sin planearlo y que no tenía otro fin mas que el ganar la revuelta. Lo que les sucede a los toros en las plazas es hecho por gente supuestamente culta y educada (o al menos eso parece) con el objetivo de divertirse a costa del sufrimiento y muerte del animal lo que convierte a ése espectáculo tan absurdo en un acto despiadado que nos degrada a los seres humanos a la calidad de infrahumanos.  En ambos casos hay crueldad, ensañamiento, salvajismo, inhumanidad y sobre todo violencia.  Ambos son injustificables, ambos no deberían repetirse nunca más pues como dijo el mismo presidente Humala, estos hechos chocan con las fibras de nuestros sentimientos, de nuestros valores como seres humanos.

Entonces debemos tomar como modelo e ícono a este inocente animal y lo terrible que le ocurrió para solicitar y pedir a las autoridades no sólo que no se usen animales en enfrentamientos sino también que se prohíban actos de salvajismo, crueldad y ensañamiento contra los animales así estos actos se disfracen con el manto del “arte” y se justifiquen con el pretexto de la  “cultura” y la tradición y solo entonces este país podrá catalogarse de civilizado y desarrollado.

Lamar ahora es libre y nunca será olvidada. Nosotros seguiremos luchando contra la crueldad hacia los animales.

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