Antirrábicos: un infierno

Existen centros de «salud» llamados “antirrábicos” en Lima y provincias; estos centros son cárceles para los animales y en muchos casos, un infierno para los perros y gatos o incluso conejos u otros, que tienen la mala suerte de ir a parar ahí cuando por alguna razón, mordieron o incluso sin haber mordido a nadie.

Dícese que es un lugar para «observar» a los perros u otros animales cuando han mordido y verificar que no tengan rabia. Esta observación debe efectuarse en diez días.  Diez días en los que el animal pasa encerrado en una jaula de un metro cuadrado, sin comida ni agua. Sus jaulas son aseadas mediante baldazos de agua con o sin perro adentro. Cuando hace frío, el agua queda empozada y el animal duerme en el piso mojado. En época de calor se mueren de sed y los platos en dicho lugar no existen.

A ese infernal lugar llegan animales enfermos, atropellados, preñadas, hembras con crías, etc. Así un perro llegue sano al antirrábico se contagiará de distemper, parvovirus o cualquier otra enfermedad pues ese lugar es un foco infeccioso y como los animales que llegan en su mayoría tienen defensas bajas debido a que son abandonados y encima el encierro, sin agua, comida ni atención alguna, se contagian. Ninguno sale sano (si sale con vida) de ahí.

No sabemos de ningún perro o gato, hasta el momento, que haya sido «observado» en el antirrábico y haya tenido rabia. Tampoco todos los que llegan ahí han mordido. ¿Por qué están ahí entonces?

Hay casos de perros atropellados que han mordido cuando alguien los tocó, debido al dolor el perro (o cualquier otro animal) muerde, es lógico. Pero en el antirrábico los hacen pasar diez días de observación para luego matarlos (si es que antes no se han muerto solos) con estricnina, lo que en dicho lugar niegan, pero todos sabemos que eso es verdad porque el Ministerio de Salud jamás gastaría en comprar Pentobarbital (anestésico) para dar una muerte digna y humana a los animales que tienen la desgracia de llegar ahí. Claro, tampoco se tomarían el trabajo de hacerlo. Con la estricnina todo es más barato y fácil.  El único que pierde y sufre es el animal.

Hace años cuando ALCO escribió a la ex directora Mónica Yvonne Villanueva Herencia solicitando permiso para poder entrar al antirrábico a dar de comer a los perros (por supuesto con comida llevada por nosotros) ella nunca aceptó. Creemos que su respuesta se debería a que ahí ocultan muchas cosas.

Sabemos de personas que han entrado al centro antirrábico de Lima desde hace años y afirman que en ese lugar se venden perros a los estudiantes, seguramente también los usan en laboratorios para experimentación y vivisección, también se venden cachorros y perros de raza definida cuando nadie los reclama y lo que más quieren ocultar seguramente es que los animales que matan, los matan con estricnina o con distensil (el distensil está prohibido en uso veterinario).

A raíz del caso del perrito Layfung quien atacó en defensa propia a un delincuente, la directora del antirrábico de Lima (en Chacra Ríos) dijo en una entrevista que los animales son «anestesiados» para «eutanisarlos», pero nunca mostró pruebas, por ejemplo, facturas de la cantidad de «anestesia» que compra el Ministerio de Salud para «eutanasias» en centros antirrábicos. Hace años los voluntarios que iban a alimentar a los animales, a los que no dejaban llevarse ninguno, tuvieron que robarse perros y gatos para rescatarlos de ese infierno, luego de alimentarlos, metían a los más vulnerables como cachorros y gatitos en el balde grande donde llevaban la comida y salían así ya que era imposible que aceptaran que los saquen de ahí a pesar de haber culminado su tiempo de cuarentena. 

Los casos de Layfung, Vinces, Manolo, sirven para alertar a la población del infierno que es el antirrábico. No sólo ellos sufrieron en ese lugar por haberse comportado como les enseñaron y por haber defendido lo que pensaban era su «familia», sino también cientos de Animales quienes pasan hambre, frío, soledad y maltrato todos los días del año allí.  Esto se puede evitar, lee lo que sigue.

CÓMO EVITAR QUE UN PERRO O GATO TERMINE EN ALGÚN CENTRO ANTIRRÁBICO DEL PERÚ

Si un perro o gato abandonado muerde, es agresivo y representa un peligro otros animales y para la población y nadie se hace cargo de él debe ser eutanizado, es decir debe recibir una muerte humanitaria sin dolor, aplicada por un veterinario, para luego llevar su cuerpo al antirrábico (si en caso se sospecha que tenía rabia) para que le hagan un examen, el que se hace en la cabeza, para detectar si tenía rabia o no. Esto se ha hecho muchas veces y es válido. No es justo hacer pasar por el encierro y el maltrato a un animal que finalmente va ser sacrificado de una forma inhumana y cruel.

El Ministerio de Salud debe vacunar anual y gratuitamente a todos los perros y gatos con o sin «dueño». Así es imposible que se contagien de rabia y se ahorraría mucho sufrimiento y muertes de animales.

Por lo tanto, los cuarentenario para observación de los animales que han mordido supuestamente con rabia NO DEBERÍAN EXISTIR. Son centros donde los Animales van a sufrir por el gusto y la ignorancia de personas que creen que llevándolos a esas dependencias del Ministerio de Salud, los hacen «pagar» por haber mordido, además, mucha gente piensa que son «albergues» y llevan perros o gatos que se encuentran o que ellos mismos no desean ya. Como siempre los Animales sufren por la ignorancia e indiferencia de la gente.

Vacuna anualmente a tus perros y gatos y pide campañas de vacunación antirrábica para tu zona al Ministerio de Salud. Es su obligación vacunar contra la rabia porque para eso los peruanos pagamos impuestos.

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