¿El Perú ha evolucionado?

¿El Perú ha evolucionado? Es una pregunta que nos debemos hacer todos los peruanos. Viendo la realidad actual, creemos que aún no. Prueba de ello es que seguimos conservando costumbres violentas y crueles.

Compartimos dos indignantes y, a la vez, tristes historias de animales que fueron enfrentados entre sí en la plaza de torturas Acho, en Lima, para divertir a un grupo de psicópatas enardecidos y ansiosos de ver sangre y muerte. Toros y leones en manos de sádicos  aficionados a divertirse a costa del sufrimiento y tortura de animales. No se crea que estos actos sucedieron en una época muy lejana. No es así, sucedieron, relativamente, hace poco. Pero lo más triste y asombroso de todo, es que espectáculos de esa índole siguen siendo legales en el Perú. Lee y comparte.  

Prince y Canastero: una triste historia (1893), Lima

Muchos consideran en la actualidad a la tauromaquia como una práctica salvaje y sangrienta. Como algo irracional, donde un ser racional (el hombre) se enfrenta en condiciones desiguales contra un animal irracional. Si esto ya es visto en la actualidad como algo irracional, imaginemos hacer pelear a dos seres irracionales por sus vidas, dos nobles animales enfrentados frente a una gran audiencia como testigo.

A fines del siglo XIX en muchos lugares del mundo se hicieron populares las luchas entre animales. Las que despertaron más expectativa fueron las luchas entre toros y leones. En Lima se hicieron varios combates de este tipo, uno de estos sería recordado muchos años después.

Esta es la historia de la lucha entre el león “Prince” y el toro “Canastero”.

“Prince” era propiedad del circo de los hermanos Poisson, en junio de 1891 estos empresarios circenses había solicitado permiso a la municipalidad de Lima (que en ese momento el alcalde era Juan Revoredo) para realizar una lucha entre un toro y un león.

La turba perversa esperando que los dos animales inocentes peleen y se maten entre sí. De hecho habrían hecho apuestas. ¡SALVAJES!

El 26 de octubre la pelea fue suspendida por falta de garantías, la jaula estaba mal construida y comenzó a ceder a las arremetidas de ambos animales. El público asistente a la plaza de Acho protestó y destruyó algunas instalaciones del coliseo taurino.

El Perú Ilustrado (1891) informó así: «En los cuartos bajos: Han desaparecido dos puertas y cuatro hojas horizontales del lado del circo. En las galerías o palcos altos: han sido destruidos 161 portones del lado del circo y cincuenta y cuatro puertas de entrada, once antepechos de palco y una ventana. En la calle interior de circunvalación han sido destrozados 5 barandales de las escaleras descubiertas que conducen a las galerías. En las puertas de la luna abrieron un hueco y arrancaron tres ventanas de los despachos de billetes. En la puerta del sol desprendieron una ventana de boletería que ha desaparecido. Nuevos asientos de sombra y de paga. Todo ha sido reducido a astillas. Asientos delanteros y sillones antiguos, ha sido destrozado el 40% de los que existían. Gradas altas, en dos sitios han sido destruidas, inclusive el piso que las sostenía. Silletas y bancas de palcos, han sido convertidas en leña menuda.  Daños menores: son muchos en la albañilería y la parte de carpintería».

A pesar del fracaso, Poisson no dejó de perseverar en su empresa. A fines de 1892 comenzaron los preparativos para una nueva lucha.

“Prince” era un león pariente de los felinos del zoológico de la exposición, se había enfrentado en otros combates con toros en Centroamérica, Guayaquil y la Paz, en esta última ciudad fue derrotado. Prince ya estaba viejo, tenía 10 años de edad y 8 victorias, pero no por eso era menos peligroso.

“Canastero” era un toro de la famosa ganadería “Miura”, la de los toros más bravos del mundo, fue traído a Lima por el torero Diego Prieto Barrera “Cuatro Dedos”, quién había organizado corridas en varias ciudades de América. “Canastero” vino junto a sus hermanos “Charpito”, “Generoso” y “Calcetero”.

“Canastero” llegó a Lima en noviembre de 1892, tenía cinco años. Ya había luchado en la plaza de Acho el 21 de noviembre de 1891 y el 30 de enero de 1892.

El 20 de agosto de 1893 se inició el gran duelo, como antesala hubo bandas de música, equilibristas, carreras de andarines y clowns. A las 3:35 comenzó la pelea. “Canastero” atacó a “Prince” y este se arrinconó contra la jaula. En algún momento dejaron de luchar, por esta razón desde afuera de la jaula eran golpeados con banderillas, palos, bastones y sogas.

De esta manera “Prince” cambiaba de lugar constantemente dentro de la jaula y era atacado por “Canastero”. Se arrojó agua a “Prince” para que sigan peleando, “Canastero” atacaba siempre al león con fuerte cornadas y golpes que arrojaron por los aires al viejo felino. “Prince” trató de escapar muchas veces trepando la jaula, pero “Canastero” lo atacó.

“Prince” se cansó de huir y luchó por su vida, como león que era, mordió al toro en el hocico y le hizo clavarlo en el suelo. La fuerza de “Canastero” le hizo resistir y arrojar al león, nuevamente “Prince” intentó destrozar el hocico de canastero, pero solo perdió los dientes.

Ambos animales cansados, con el hocico arrojando sangre, se detuvieron a descansar, pero eran nuevamente azuzados para que continúen peleando. Prince y Canastero tuvieron un triste final, a decir verdad, la mayoría de las peleas entre toros y leones acabaron mal.

Este espectáculo esperado con muchas expectativas por la población terminó en grandes desmanes para la plaza de Acho que sufrió la destrucción de sus instalaciones.

En 1893 se realizó la lucha entre “Prince” y “Canastero”, en este espectáculo se utilizó una jaula más fuerte. Sin embargo, aquí el espectáculo casi fracasó por la negativa de los animales para luchar entre ellos. Se les tuvo que golpear con un palo, una soga y banderillas desde la jaula, para hacer que ambos animales luchen.

“Prince” estaba débil y muy mal herido, pues recibió dos graves heridas en el pecho y una cornada fatal cerca de la cola. “Canastero” estaba muy mal herido y lleno de heridas.

Ya oscurecía cuando la pelea se dio por terminada y el público comenzó a abandonar el coliseo.

“Prince” fue sacado de la jaula en una carreta, donde agonizó hasta el día siguiente.

“Canastero” estaba muy mal herido, las heridas en el hocico eran graves. El Comercio informaba sobre la salud del toro: “se encuentra en tan mal estado que nos aseguran no vivirá dos días más pues a pedazos se le caen las encías como resultado del cáncer que le ha sobrevenido.” (El Comercio, agosto 29, 1893).

El 30 de agosto de 1893 “Canastero” fue sacado de su corral en la plaza de Acho avanzó por los arcos del sector de sol allí dio unos pasos y se desplomó. Canastero había muerto.

Lo cierto es que «Prince» sufrió una muerte horrible y dolorosa, las cornadas de “Canastero” le arrancaron la melena por pedazos que salían volando por los aires.

La muerte de estos dos nobles animales es solo una de tantas; corridas como esas se realizaron en México, España y otras partes de América.

Nero y la tragedia de la Plaza de Acho, Lima (1909)

Otras peleas de leones y toros se realizaron en 1898 y en 1900, sin mayores inconvenientes. Sin embargo, estos espectáculos donde los sentimientos de los espectadores estaban predispuestos a la violencia solo eran una bomba de tiempo que podría desencadenar una tragedia.

Peleas entre animales en el Circo romano. Grabado por Heinrich Leutemann. Pasados más de 2,000 años ¿hemos evolucionado? Las peleas entre animales se siguen llevando a cabo y son legales en Perú y en varios países y ciudades del mundo.

Hacía varios años que no se realizaban peleas entre leones y toros. En 1909 se organizó una pelea entre el león “Nero” y un toro. Para la pelea se construyó una jaula de acero, redonda y pequeña.

El 7 de noviembre de 1909 el león fue llevado en una jaula rodante al ruedo de lucha. El toro ingresó a la jaula por un callejón de madera que estaba techado.

Para sorpresa de todos, los animales no quisieron luchar, el león se escondió en el callejón de madera por donde entró el toro, aquí una débil tabla separaba al león de su libertad.

Más de un corazón latió apresuradamente y más de una cara se puso pálida, porque todos comprendían que si el famoso “Nero” forzaba su resistencia a salir, se rompería la movediza tabla y ofrecería al león una libertad sin límites y un suculento lunch de carne de cristiano. (Variedades, 1909).

Se le golpeó con picas y palos para que saliera, pero no obedeció. Se decidió entonces arrojarle cohetes, esto hizo que “Nero” ingrese a la jaula.

El toro arremetió contra el león varias veces, pero el león no se defendió se echó al suelo y pocas veces respondió los ataques. Al final ambos animales se negaban a pelear.

Esto provocó el chillido y la cólera del público que había ido a ver una masacre entre dos poderosos animales.

Se intentó hacer pelear a los animales, pero fue inútil. Pasaron las horas, llegó la noche y el público estaba furioso, el espectáculo de lucha les pareció un fraude y comenzaron a gritar y a tirar al redondel, bancos, sillas, puertas y todo tipo de objetos, se estaba repitiendo la historia de 1891.

Al ver los disturbios la policía hizo disparos al aire y el público huyó de manera apresurada atropellándose en las salidas. En el caos varios espectadores fueron aplastados por la estampida humana, algunos cayeron de los palcos y escaleras.

La gente se acumulaba en los pasillos y corredores altos de las galerías buscando la salida, y la presión de los cuerpos sobre las barandas de los corredores altos y escaleras vencía la resistencia de aquellas, que al romperse y caer al suelo eran seguidas por balumbas de desgraciados que se levantaban ensangrentados o con algún hueso fracturado.  (Variedades, noviembre 1909).

En los confusos incidentes murieron Tobías Pineda quién cayó de una gran altura y murió de manera instantánea, Federico Maravotto murió de un balazo detrás de la oreja, el arma asesina había sido disparada por la policía. La policía dijo que tuvo que disparar en defensa propia para evitar la furia del público. Los espectadores acusaron a la policía de disparar contra las personas, porque estas no les hicieron caso. La pelea entre el toro y el león esta vez había acabado en una gran tragedia.

Las luchas entre leones y toros siempre estuvieron rodeadas de tragedia y muerte. En 1891 el público destruyó la plaza de Acho, en 1909 intentó hacer lo mismo, esta vez la policía actuó de manera represiva y ocurrió una matanza donde la sangre humana manchó la arena de un lugar acostumbrado a la sangre de animales.

Este tipo de peleas siempre fueron mal negocio, se dice que en la lucha entre “Prince” y “Canastero” a donde asistieron muchas personas se recaudó poco dinero, la mayor parte de las ganancias se fueron pagando la construcción de la jaula, dando la garantía para el espectáculo y en el alquiler de la plaza.

En 1909, la pérdida fue humana y demostró que exacerbar la violencia puede terminar muchas veces en inevitables tragedias.

FUENTES: El Perú Ilustrado, 1891, El Comercio, 1909, Variedades, 1909.

EL CIRCO ROMANO SIGUE SIENDO LEGAL EN EL PERÚ

Estos bárbaros, denigrantes y sangrientos espectáculos sucedieron y sucedió lo mismo que sucedía hace más de 2000 años en el Circo romano, donde eran enfrentados animales contra animales y animales contra humanos. Hoy en día estas aberraciones siguen perpetuándose y siendo legales en el Perú y eso solo puede significar que los peruanos, como seres humanos, no hemos evolucionado, no somos civilizados.

Sin embargo, los culpables no somos todos, porque la mayoría de peruanos exigimos la abolición de estos actos de salvajismo y crueldad y muchos luchamos por ese objetivo. Los culpables son las autoridades que no son dignas de gobernar ni tener en sus manos la creación de leyes y normas para mejorar y evolucionar nuestro país. Las corridas de toros, las peleas de gallos y las peleas de toros aún son legales en el Perú y son actos iguales a los descritos arriba y a los que se llevaban a cabo en la antigua Roma.

¡FUERZA TOROS!

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