Los toros y los gallos TAMBIÉN SIENTEN

Los gallicidas intentan manipular la información que existe sobre el origen de los gallos al decir que descienden de los reptiles. Pretenden confundir cuando dicen que “el gallo de pelea es una especie que desciende de los reptiles” para dar a entender que, como descienden de reptiles, entonces estos animales no sienten o sienten poco dolor y por lo tanto, pues, no importa que sean usados en peleas.

El 14 de junio del 2019 la Unión de «galleros» presentó escrito ante el Tribunal Constitucional del Perú “para mejor resolver”. Sin embargo, vuelven a las mismas justificaciones de siempre, como si al repetirlas convencieran al Tribunal y a la población para que los espectáculos crueles, sangrientos y violentos sigan siendo legales en el Perú. Ahora afirman que los gallos «de pelea» y los toros, no sienten ni sufren dolor. Por nuestra parte hemos presentado al Tribunal  precisiones en respuesta a dicho escrito (ver Expediente virtual). En este artículo presentamos un resumen del mismo.

La hipótesis actual que existe sobre el origen de los gallos “de pelea” y el de las aves en general (pollos, gallinas, gallos, etc.) es que descienden de dinosaurios con plumas, más específicamente de un ave primitiva denominada “Archaeopteryx”, la que medía 25 centímetros de alto, tenía plumas que en estructura y diseño eran muy similares a las de las aves de hoy en día.  Vivió en la Tierra hace 150 millones de años. Como se puede apreciar en la foto de abajo, que es de una reconstrucción del esqueleto de este animal hallado en Alemania, era un ave y no un reptil propiamente dicho.

FASES DE LA EVOLUCIÓN DE LOS REPTILES Y DINOSAURIOS

➡ Los primeros reptiles evolucionaron en el Pérmico (hace unos 300 millones de años) a partir de ciertos anfibios. Un grupo de reptiles se mantuvo como anfibio y otro llamado Antracosaurio logró evolucionar y salir a tierra firme. Este tipo de reptil evolucionó hasta tener la capacidad de formar huevos como medio de reproducción.

➡ La creación del huevo supone la total independencia de los reptiles del medio acuático, identificándolos como los reptiles «Amniotas».  Los Amniotas, con el paso de los siglos, se diferenciaron en dos grupos: los «Sarópsidos», que mantienen características propias de los reptiles y los «Sinápsidos».

➡ Los Sinápsidos son quienes dan origen a los mamíferos y los «Sauropsidos» evolucionan a dos tipos de reptiles: los «Anápsidos» (de quienes descienden las tortugas) y los «Diápsidos» de quienes descendieron los dinosaurios. (Lorenzo Corchón A & Menendez Valderrey)

Algunos científicos han dividido a los Diápsidos en 4 grandes grupos:

  • Los Arcosaurios, quienes fueron los antecesores de los dinosaurios, originando a la vez a los cocodrilos, a los Pterosaurios y aves.

  • Los Lepidosaurios, que darían origen a las serpientes y lagartos.

  • Los Ictiosaurios, hoy extintos.

  • Los Sauropterigios, que evolucionarían luego en los Notosaurios y los Plesiosaurios, hoy extintos.

➡ Entre la gran gama de especies de dinosaurios provenientes de los «Arcosaurios»,  aparecen los «Terópodos» quienes a su vez evolucionaron creando a los «Paraves».

➡ Los Paraves se dividieron en dos grupos llamados: los «Avialaes» y los «Deinonychosauria». Pero es en los Avialaes donde se encontraría a los Archaeopteryx quienes serían los antecesores de las aves y de la especie Gallus Gallus (Zhang, F.; Zhou, Z.; Xu, X.; Wang, X.; Sullivan, C), procedente del sudeste asiático y antecesora del Gallo doméstico, entre los que se encuentran los gallos, gallinas, pollos y obviamente los mal llamados “gallos de pelea, que supuestamente son una raza de gallos, como tantas y que son explotados en peleas.

Por lo tanto la afirmación de  la «Unión de galleros» carece de seriedad y fundamento científico al señalar que el gallo “de pelea” y solo esa “raza” desciende de un reptil, puesto que todos los animales, incluidos los humanos, según las diversas teorías e hipótesis sobre la evolución de las especies, descenderían de los reptiles anfibios. Los gallos, en todo caso, tendrían un proceso evolutivo desde un dinosaurio que evolucionó en millones de años a una especie de ave denominada Archaeopteryx.

Y en el hipotético caso que fueran reptiles para pelear en medio de apuestas, cualquier pelea entre animales está prohibida por la Ley de protección Animal Nº 30407, ley que tuvo dictámenes que afirman que los animales sienten dolor al tener un sistema nervioso central (obviamente incluidos entre esos animales los reptiles, los gallos y los toros. Es decir, se referían a todos los animales domésticos y silvestres) y por lo tanto no se les debe causar sufrimientos ni daños. La costumbre de hacer pelear a los animales no son dignas de personas civilizadas, sino de tradiciones bárbaras, como las que existieron en la época del Coliseo romano.  Solo una excepción inconstitucional (Primera Disposición Complementaria Final) en la Ley ha podido blindar peleas de gallos, corridas de toros y peleas de toros.

Gráfico de las Fases de la Evolución en el origen de los gallos domésticos actuales

EL DOLOR EN TODOS LOS ANIMALES

Los «galleros» afirman que los gallos “de pelea” y solo los gallos “de pelea”, gallos que pertenecen a la especie “Gallus gallus domesticus”, no sienten dolor debido a hormonas que segregan durante e inmediatamente después de las peleas. Textualmente dicen que: “el padecimiento del gallo es inexistente o menor al que presenta durante cualquier otra actividad. Este hecho que ocurre durante la pelea y en otras circunstancias particulares hace que en ese momento, NO SIENTAN DOLOR o, en otras palabras, el gallo de pelea sea refractario a esta sensación durante la lid”.

Según ellos el gallo “de pelea” no siente dolor cuando pelea ni inmediatamente después. Esto es totalmente ilógico ya que los animales sienten dolor siempre que se le cause daños o sean heridos y no solo en determinadas circunstancias y eventos. Y es curioso que, justamente, “no sientan dolor” en lo que los gallicidas y tauricidas tienen interés en que siga siendo legal: las peleas de gallos y las corridas de toros. Intentan demostrar lo que no se puede demostrar, puesto que es falso que los gallos que utilizan para peleas o los toros que son lidiados, no sientan dolor ya que cualquier animal con sistema nervioso central siente dolor porque el dolor es fundamental para el desarrollo y supervivencia de todas las especies animales.

Introducen en su escrito partes de un “estudio” del 2007 hecho por un veterinario aficionado a las corridas de toros, Juan Carlos Illera, que por cierto, dicho estudio ya ha sido traído abajo por veterinarios y biólogos.

Los aficionados a las peleas de gallos usan en su escrito la misma falacia de Illera para “demostrar” que los gallos “de pelea” tampoco sienten dolor. Sin embargo, ni siquiera es necesario ser veterinario o biólogo para darnos cuenta que los gallos en las peleas sienten y SUFREN dolor y los toros en las corridas de toros sienten y SUFREN dolor.

Además, en su escrito, afirman textualmente:

Pero no muestran datos de dónde se encuentran publicadas estas conclusiones y ni quién fue el autor de semejantes declaraciones que se acomodan cínicamente solo a sus intereses personales.

Lo que los científicos dicen y han demostrado

En el año 2012, científicos de diferentes ramas de las neurociencias, entre ellos Philip Low y Stephen Hawking, se reunieron en la Universidad de Cambridge, para efectuar la “Francis Crick Memorial Conference 2012”, que trató la conciencia en los animales y en los humanos. En dicha conferencia se firmó la “Declaración de Cambridge sobre la Concienciaque estableció puntos importantes sobre hechos científicos, como:

  • Estudios en animales no humanos han mostrado que circuitos cerebrales correlacionados a la experiencia consciente y la percepción, homólogos a los humanos, responden de igual manera ante la manipulación externa.

  • Que la excitación artificial de las mismas regiones del cerebro genera comportamiento y estados emocionales similares en los animales humanos y no humanos.

  • Que los circuitos neuronales que apoyan estados como la atención, el sueño y la toma de decisiones parecen haber surgido en la evolución tan pronto como la radiación en los invertebrados, y que son evidentes en los insectos y moluscos cefalópodos (por ejemplo, el pulpo).

  • Que las aves parecen ofrecer, en su conducta, neurofisiología y neuroanatomía un caso notable de evolución paralela de la conciencia.

  • Que en mamíferos y aves, las redes emocionales y microcircuitos cognitivos parecen ser mucho más homólogos de lo que se pensaba.

  • Que ciertas especies de aves exhiben patrones neuronales de sueño similares a los de los mamíferos, incluido el sueño REM.

  • Que los patrones neurofisiológicos que antes se creía que requerían de una neocorteza de mamífero, existen en aves como los pinzones cebra.

  • Que las urracas, en particular, presentan similitudes con los seres humanos, grandes simios, delfines y elefantes en los estudios de autor reconocimiento en el espejo.

  • Que los sentimientos emocionales de los animales humanos y no humanos surgen de las redes cerebrales subcorticales homólogas.

  • La ausencia de un neocórtex no parece excluir a un organismo de experimentar estados afectivos. La evidencia reunida indica que los animales no humanos tienen sustratos neuroanatómicos, neuroquímicos y neurofisiológicos de estados conscientes junto con la capacidad de exhibir comportamientos intencionales. En consecuencia, el peso de la evidencia indica que los humanos no son únicos en poseer los sustratos neurológicos que generan conciencia. Los animales, incluidos todos los mamíferos y aves, y muchas otras criaturas, incluidos los pulpos, también poseen estos sustratos neurológicos.

Como puede leerse, en la lista se encuentran las aves, especie de la que forman parte los gallos. Asimismo, la ausencia de neocórtex en algunos animales no indicaría que no tengan conciencia y mucho menos del dolor que sienten puesto que tienen distintas sustancias químicas que los hace tener conciencia y actitudes intencionales. ¿Podría haber entonces duda alguna sobre el dolor y padecimiento que sienten y sufren todos los animales? No. Solo alguien con intereses propios en seguir usándolos y abusando de ellos, podría afirmar lo contrario.

“El redactor de la Declaración de Cambridge, el neurocientífico Philip Low, dijo “los mamíferos tienen consciencia y capacidad de sufrir, y eso incluye a todos los toros masacrados salvajemente en nombre de la ‘tradición’ y el ‘entretenimiento’. La incapacidad de una cultura para reconocer la sofisticación de los otros y respetarles carece en sí misma de sofisticación y no merece respeto”. El País, enero 2019.

Y se atreven a más…

Los galleros se atreven a más en su escrito presentado al Tribunal:

No les interesa aceptar que los gallos son seres que sienten (o sintientes) porque tienen sistema nervioso y eso sí es más que suficiente para no provocarles daños ni sufrimientos, mucho menos por una diversión «justificada» con una cultura violenta de algunos grupos de personas. Respetar a los animales y no causarles daños no es concederles “características humanas”, es actuar con ética y justicia. El umbral del dolor así sea altísimo, no justificará dañar y causar dolor sea poco o mucho a nadie. Alguien que se precie de ser civilizado y sobre todo humano, no va por la vida maltratando y matando insectos, plantas, animales o personas porque “su umbral del dolor sea mayor”.

ESTUDIOS CIENTÍFICOS QUE DEMUESTRAN QUE LOS GALLOS, SEAN DE LA RAZA QUE SEAN, SIENTEN DOLOR

➡ En el mes de marzo del año 2017 salió a la luz un estudio llamado: Thinking chickens: a review of cognition, emotion, and behavior in the domestic chicken(Pollos pensantes: una revisión de la cognición, la emoción y el comportamiento en el pollo doméstico), hecho por Lori Marino, neurocientífica, experta en comportamiento e inteligencia animal que trabaja sobre la evolución del cerebro y la inteligencia en delfines y ballenas, así como en primates y animales «de granja». Marino dice que cuando las personas pensamos en aves,  casi nunca pensamos en pollos, puesto que no creemos que sean animales inteligentes como otras aves y porque han sido clasificados como “productos” y no como seres que sienten y por ello los pollos son catalogados como una mercancía más que puede ser maltratada y explotada, incluso por diversión. Este estudio, se ha basado en literatura científica para separar los hechos de la ficción y demuestra que los pollos (gallinas, gallos, pollos) piensan y tienen emociones.

➡ El biólogo Sergio López Linares, en su estudio titulado: Inteligencia en aves: Teorías de la mente en córvidos”, basándose en las múltiples investigaciones de los científicos Nathan Emery y Erich Jarvis, concluye: “Así, la visión clásica del cerebro aviar ha obstaculizado el progreso científico, ya que se basaba en la idea de que el cerebro de las aves es simple. Sin embargo, las aves han demostrado ser muy inteligentes, tanto como los chimpancés y en algunos casos, llegando a superar a estos. A pesar del conocimiento de esta inteligencia y del desarrollo de una nueva nomenclatura, el cerebro sigue siendo el mismo, sólo ha cambiado nuestra visión de él. Ahora sabemos que la antigua nomenclatura estaba basada en falacias. Hoy sabemos que las grandes partes del telencéfalo aviar son derivadas del palio y no del complejo estriado. Igualmente, el cerebro de los mamíferos también es un derivado del palio. Estos hechos arrojan luz para explicar el comportamiento de las aves a la hora de resolver problemas socios ecológicos similares a los de los mamíferos. Por lo tanto, es indudable que la cognición compleja ha evolucionado en especies con cerebros muy diferentes, a través de procesos de convergencia evolutiva”.

➡ Por su parte, las veterinarias Elena Frax Echeverría y Casilda Rodríguez Fernández, en su estudio hecho en el año 2011, Uso de Meloxicam en aves» que trata sobre el uso de Meloxicam (Antiinflamatorio) en aves, han señalado: “En aves, a lo largo de los años, ha habido diversos estudios que han demostrado la presencia de distintos tipos de nociceptores y la manifestación de dolor, en base a repuestas fisiológicas como cambios cardiovasculares y en el comportamiento, como decaimiento, anorexia, respuestas de evitación. Sin embargo, son más limitados los estudios en los que se han evaluado los umbrales de nocicepción y como estos se modifican tras la administración de un analgésico. Generalmente, las familias más estudiadas son las gallináceas, las colúmbidas y las psitácidas. Los cambios en los parámetros fisiológicos, anatómicos y comportamentales, cuando un ave experimenta dolor, son muy similares a los descritos en mamíferos; ya que son muy similares tanto las vías neuronales como los neurotransmisores implicados”.

Solo estos estudios científicos nos demuestran que las aves en general, especie a la que pertenecen los gallos, tienen una capacidad cognitiva compleja y por consiguiente tienen conciencia de lo que les rodea y del dolor al que pueden ser expuestos. Además, experimentan cambios fisiológicos y de comportamiento al sentir dolor, al igual que los mamíferos. Es decir, la afirmación de que los gallos «de pelea» no sienten dolor, porque su umbral es mayor que el de otros animales, es una invención. Todas las aves, incluidos los gallos utilizados para peleas sienten dolor, debido a muchas razones. Su sistema nervioso, cómo está conformado su cerebro, su anatomía y fisiología, los sustratos neuroanatómicos, neuroquímicos y neurofisiológicos, así como similitudes en las vías neuronales con los mamíferos, indican, sin lugar a dudas, que sienten y SUFREN DOLOR como cualquier otro animal, así como a experimentar emociones como bienestar, miedo y estrés al darse cuenta de su entorno, por lo que tienen un grado de conciencia.

CONCLUSIÓN SOBRE EL DOLOR QUE SIENTEN LOS GALLOS, TOROS Y CABALLOS EN LOS ESPECTÁCULOS

No habría necesario incluir estos estudios en este artículo para demostrar que todos los animales, y entre ellos los gallos “de pelea” y los toros, sienten dolor, ya que la misma ley de Protección y Bienestar Animal Nº 30407 prueba y confirma. Basta con leer sus dictámenes y fundamentos, en los que se afirma que todos los animales (al menos los que tienen sistema nervioso central y son vertebrados) sienten y padecen dolor por lo que se determinó que se les debía proteger del maltrato y la crueldad y sancionar a quienes los causen sufrimientos y daños. Por eso mismo, los espectáculos como las corridas de toros, las peleas de gallos y las peleas de toros fueron exceptuados (injusta y contradictoriamente) utilizando una declaración inexistente: “haber sido declaradas como culturales por la autoridad competente”, ya que en esos espectáculos, animales vertebrados y con sistema nervioso central como toros, gallos y caballos, padecen un gran dolor y sufrimiento, ya que si no fuera así, sino sintieran dolor (como lo afirman cínicamanete gallicidas y tauricidas), los congresistas no hubieran tenido que añadir la excepción a la ley de protección animal ya que la ley no prohibiría espectáculos donde son usados toros y gallos pues al no sentir dolor estos animales no habría maltrato o crueldad en esas atroces actividades. Ellos mismos caen en su propia trampa pues la Ley 30407 es la prueba más evidente de que los gallos, toros y caballos sienten.

Reglamentos…”

Los gallicidas (y tauricidas), no solo se conforman con intentar engañar a a la población y al Tribunal con afirmaciones ilógicas y descabelladas, sino que también presentan «reglamentos»  con normas de “bienestar animal”. Uno titulado “Manual de buenas prácticas” y otro llamado “Código de ética”. Es inverosímil que exista ética en personas que crían especialmente animales para hacerlos pelear y para torturarlos hasta la muerte. Además, es extraño que aquellos documentos hayan existido, pero no los hayan presentados antes de la fecha del Informe Oral, ni tampoco entregados al Congreso para sustentar su «defensa» (en caso tuvieran defensa) y, recién, luego de 4 meses los entreguen al Tribunal Constitucional. Curioso realmente…

Cabe resaltar que Ley de Protección y Bienestar Animal prohíbe las peleas entre animales. Si los aficionados a hacer pelear perros presentasen reglamentos “de ética o buenas prácticas” para “el bienestar” de los perros que enfrentan, nos preguntamos si con tales reglamentos podrían las peleas de perros volverse espectáculos legales. Obviamente, no. Las peleas entre animales, en todas sus formas, y entre cualquier especie animal DEBEN SER ABOLIDAS y si siguen siendo “legales” las peleas entre gallos (o toros) en el Perú es solo debido a una excepción injusta, contradictoria e INCONSTITUCIONAL añadida a la ley de Protección y Bienestar Animal Nº 30407.

¡FUERZA TOROS!

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